martes, 5 de febrero de 2013

Hay un lugar

En algún lugar allá afuera hay un cielo negro, con estrellas naranja y letreros de neón en las barrigas de las naves espaciales...

Allá afuera hay un lugar donde, sin certeza ni ubicación, es posible saber que toda la Galaxia está a mis pies y en mi espalda...


Un lugar donde un tenue calor de verano narra las historias de mil millones de civilizaciones, donde las inteligencias y sus naves se confunden con estrellas...


Un lugar que sabe a limonada en el porche, y no sé si la estoy tomando o es el brillo difuso de las estrellas lo que pasa por mi garganta...


Un lugar donde el pasado y el futuro se funden en breves intervalos de oscuridad, donde solo se respira tiempo...


Un lugar que está en el centro de todos los mapas celestes de todos los mundos habitados, y que al tiempo es un lugar perdido y codiciado...


Un lugar donde las luces y las guitarras estridentes de la feria arropan de alegría a los granos de sílice en las orillas de un mar espumoso...


Un lugar con arañas metálicas, con polvo de nebulosa que acaricia suavemente los rostros con la textura del pasado. Un lugar con aire nuevo, aire sin respirar...


Un lugar donde cada estrella está en el cielo, un lugar donde cada estrella es una molécula de mi ADN...


Allá afuera hay un lugar cálido, con estrellas naranjas y con un mar negro y espumoso, un lugar para recordar de memoria cuando el azul terrestre y el gris lluvioso de este otro planeta me llene de cotidianidad, un lugar donde soy uno y lo soy todo, donde soy un átomo y soy el Universo...


Allá afuera hay un lugar al que puedo llamar hogar.