martes, 14 de junio de 2011

What's the worst injury you've had, and how did it happen?

"Dislocación del primer metatarsiano del miembro inferior derecho" dijo el médico de Chanda Fe cuando me vio. Pasó en el último partido que jugué con Compensar, y como ya había marcado 3 goles ese día, pensé que podía hacer el 4to, "para irme del equipo por la puerta grande". Le iba a pegar al balón pero alguien del otro equipo lo trancó y toda la fuerza del impacto rebotó y la recibió mi pie. No me pude volver a poner de pie.

Duré un mes sin poder caminar bien, y otros dos meses sin poder patear el balón con el empeine o el borde interno. Tuve que aprender a hacer pases con el tobillo y a pegarle con el pie izquierdo, o aguantarme las ganas de llorar del dolor.

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lunes, 13 de junio de 2011

Sol Mayor

Desde la época en que cantábamos en el coro navideño de la iglesia de mi barrio quise aprender a oprimir esas teclas blancas y negras. Don Carlos lo hacía parecer muy fácil, simplemente movía sus dedos y desde ese aparato salía un sonido estridente, indescriptible. Yo quería eso.

Tenía unos, qué, por ahí 10 años. Sí, 10 años, ya me acordé. El tipo éste creía que yo cantaba bien y por eso me dio el micrófono todas las noches de la novena. El 24 de diciembre a las 10 de la noche era la misa de navidad y teníamos no solo que estar bien vestidos, sino que también tener voces muy afinadas para cantar el Gloria. Aún así nunca me atreví a acercarme al aparato ese de madera, mucho menos pensé en oprimir una tecla.

Helmer Montañas, que en realidad se llama Emer Montaño fue el primero en sentarme en frente de una de esas inmensas cajas de madera con teclas. Resulta que después de todo, no era tan fácil hacer que un piano sonara bonito y me tomó un año en aprender a armar melodías simples. El año siguiente, en séptimo, iba a pasar al menos 5 horas en el taller de música y una venezolana gritona era la profesora de piano.

Cómo olvidarme de Milena? la sobrina nieta de Jorge Eliécer Gaitán, la malparida que se la pasaba gritándome "Coño 'e su madre repita el hijueputa compás o de aquí no lo dejo salir!" cada vez que me equivocaba. Maldita perra gritona y grosera, que con su coro nos boleteó en frente de todo el colegio. Maldita desgraciada, tenía todo para odiarla pero me caía bien, muy. La muy perra creía en mí, la vieja vio talento en dónde ni yo mismo pude verlo al principio, esa desgraciada me hizo creer que yo podría ser un buen pianista.

No es que no la aprecie, es que la vieja ésta era tan grosera que no puedo acordarme de ella sin acordarme también de su impecable vocabulario del cerro caraqueño, aunque la tipa, fuera de todo, era de buena familia. El caso es que esa zorra carecoño literalmente obligó a mis papás a comprarme manquesea una organeta, para que yo pudiera practicar en la casa y mejorar mi interpretación. A finales de ese año toqué el Prelude número yonosequé de J.S. Bach en el recital de grado de mi colegio.

En 2005 yo debía estar al menos 2 horas diarias en taller de música y ya tenía un piano propio dentro del colegio. Yo no sé qué fue lo que me vieron la veneca esa y Rogelio, el director del taller; pero insistían mucho en que yo tenía que ser músico. Hasta comenzaron papeleo para ingresarme (a las malas) al conservatorio de música de la nacho.

"Hace unos años, un estudiante de apellido Amézquita estuvo en éste taller tocando saxofón, su dedicación era impresionante y, simplemente tenía talento innato. Ahora él está en Europa tocando en una de las más importantes sinfónicas. Hace unos años, él era el prospecto del Taller de Música del CDB. Ahora permítanme presentarles al nuevo prospecto del Taller: un aplauso por favor para el pianista Jerson Lizarazo"

Luego de eso, toqué, me aplaudió el Ministro de Educación, días después por una estupidez peleé con "La Coño" y todo se fue a la mierda. Fin.