miércoles, 27 de junio de 2012

Dios es una cuestión de ignorancia, y la religión una cuestión de geografía

He leído muchas historias de ateos que se hicieron creyentes, o creyentes que pasaron de la religión del Pato Donald a la del Perro Pluto. Todos estos personajes curiosos a quienes un ser imaginario les cambió la vida empiezan con un testimonio. Así que yo mismo haré uno:

Yo mismo era un joven muy creyente, nacido en una familia católica y educado bajo los valores católicos. Me repugnaban, al igual que muchos católicos, los creyentes de otras religiones. Justificaba ese asco irracional con frases como: "Los respetamos, pero no compartimos su ignorancia". Fui acólito y cantaba en el coro parroquial. Mi familia aún espera un sacerdote. Mi mamá trabaja como secretaria en una parroquia y casi todos los miembros de mi familia están en grupos eclesiásticos. Nunca faltaba a misa un domingo, y durante las homilías, me hacía preguntas e indagaba en mi ignorancia para reafirmar mi fe. Resulta que la fe no admite preguntas, y mi extrema curiosidad. Los conocimientos que adquirí para responder mis preguntas me llevaron, invariablemente, al ateísmo. Ahora soy un ateo feliz de no tener yugos de ignorancia en mi mente, afortunado de no rezarle a seres imaginarios y satisfecho por los conocimientos que afirman mi ateísmo. 


Abordar un tema tan complejo como lo es la no existencia de dios (en minúscula) en tan solo una entrada de blog es algo absurdo, así que solo voy a pasar por encima de los argumentos principales que apoyan mi tesis. No voy a usar los vicios de las iglesias alrededor del mundo como elemento probatorio de la no existencia de dios, pues dichos vicios son solamente producto de la ignorancia, las contradicciones y la falsa moral producto de la idea de "dios". Seré breve, pues leer una entrada de blog es algo que aburre después de los 5 párrafos.

Una vez leí la siguiente frase: "Si no existiera un dios, no existiría en el ser humano el instinto de orar buscando su protección". Esta frase fue precursora de una pregunta clave: ¿De dónde viene el instinto humano de orar a un dios? La respuesta que daría un creyente es "Del mismo Dios" (en mayúscula). Una respuesta un poco más racional, ajustada a la realidad y coherente (características que contradicen a la fe) es que el instinto de orar a dios surgió a partir de la ignorancia humana.

Para desarrollar el postulado anterior, es necesario hacer un breve recuento histórico del nacimiento de las religiones. Aún no se sabe con exactitud en qué momento el ser humano empezó a crear civilizaciones ni a cultivar, pero lo que sí es bien sabido es que el hombre, nuevo en el mundo, era ignorante de los fenómenos que afectaban su ambiente. Por ejemplo, no se tenía certeza de por qué llovía, así que alguien dijo que llovía porque un ser superior enviaba la lluvia para hacer crecer sus cultivos y dar de beber a sus cabezas de ganado. Como era la mejor explicación, y también la más fácil, se asumió como verdad. Similares soluciones surgieron a partir de inquietudes como el movimiento del sol en el firmamento, la luna, las estaciones, y la magnánime de todas las preguntas: ¿Cómo llegamos a este mundo?

No es mi propósito ilustrar al lector en filosofía. Supongo que alguien interesado en el tema podría leer a Aristóteles, Santo Tomás, Berkeley, Platón, entre otros idealistas, y a Heráclito, Tales, Demócrito, Bacon, Spinoza, Engels, entre otros materialistas. La cuestión de dios se reduce a responder la siguiente pregunta: ¿Pensamos porque somos o somos porque pensamos? Dicho de otra manera, sería ¿Existen las cosas porque las percibimos, o las percibimos porque existen? La respuesta a esa pregunta perfilará al lector como idealista o materialista.

Como dije anteriormente, no es mi propósito ilustrar en filosofía, pues mis conocimientos al respecto son débiles. Solo quiero resaltar que, llevadas al extremo, el materialismo conlleva invariablemente al ateísmo, y  el idealismo implica, también necesariamente la creencia en dios. También, desarrollar el idealismo conduce a un absurdo: el solipsismo (Solo existo yo, todo lo demás es producto de mi pensamiento). Tenemos claro que nuestra capacidad de pensar radica en que poseemos un cerebro, capaz de aprender, recordar y percibir, y de conectar lo aprendido con lo recordado y lo percibido por medio de pulsos eléctricos, generando el pensamiento.

Abandonando un poco el aspecto filosófico y perfilándome como materialista, cabe destacar que muchos de los fenómenos desconocidos por el hombre y responsables de la creación de dioses, fueron desmantelados por medio de la investigación y el conocimiento de nuestro mundo. Ahora sabemos que llueve por una condensación de las partículas gaseosas de agua en las nubes, o que no es el sol el que se mueve en el firmamento, sino la Tierra que rota sobre sí misma genera tal ilusión. Mi punto es que el hombre creó a sus dioses usando su ignorancia como materia prima. En otras palabras, "dios" es la explicación que le da el hombre a un fenómeno que no es capaz de explicar por métodos racionales.

También es importante anotar que dios es el falso consuelo a la debilidad humana. Acogerse a dios es más fácil que admitir la realidad, enfrentarse a la muerte o a las enfermedades. La idea de que dios nos dará vida eterna, que promulgan todos los creyentes, es el más miserable y cobarde escape de la realidad de la muerte. Pocos son los seres humanos que quieren morir. La mayoría quiere vivir, y quiere prolongar su vida al extremo, de hecho, la mayoría teme a la muerte. ¿Qué mejor alternativa para escapar de la muerte que creer en una vida después de la vida? Sin la idea de vida después de la vida, ni recompensas o castigos por lo hecho en nuestro paso por el mundo, dios sería inútil.

El ser humano desarrolló y amplió su conocimiento del entorno en el que vivía, del mismo modo en que desarrolló y amplió la idea de "dios". De ahí surgieron las religiones. Es notable que todas las religiones predican que el pueblo en donde esta se originó es el pueblo elegido por dios, y que dicho dios le da a su pueblo una misión, una recompensa y una serie de mandatos, así como escrituras "sagradas".  Hay que anotar también, que dichas escrituras sagradas no son más que la recopilación de los mitos que explicaron los fenómenos inexplicables, y un recuento de las consecuencias de creer en dios. Si el lector está interesado, podría leer Fingerprints of the Gods o Return to the Stars. Ambos libros presentan una alternativa interesante, aunque un tanto alocada, que explica el surgimiento de la idea de dios.

Ya teniendo multitud de dioses con diversos poderes y distribuidos a lo largo y ancho del planeta, podemos afirmar que Dios es una cuestión de ignorancia, y las religiones una cuestión de geografía. Nací en Latinoamérica, es decir, debería ser cristiano. Si hubiera nacido en medio oriente sería musulmán, o si hubiera nacido en Europa, bien sería judío o cristiano.

Finalizo mi breve recuento del recorrido intelectual que me condujo al ateísmo diciendo dos cosas. La primera es que Pascal es un cobarde descarado, una vergüenza para el materialismo y para su gremio: la ciencia. Su apuesta de "Si creo en dios y existe, me habré salvado. Si creo en dios y no existe, no habré perdido nada" es lo más cobarde, simplón y mezquino que haya leído como argumento para justificar la creencia en dios.

La segunda cosa que quiero decir, para finalizar mi escrito, es que liberarme del yugo de "dios" ha sido lo mejor que me ha podido ocurrir. Volviendo a la apuesta de Pascal, si creo en dios y no existe, habré perdido entendimiento, le habré puesto límites a mi mente y habré sido un cobarde ignorante en vida. Dios no es excusa o motivo para obrar bien, y una recompensa en el "cielo" por una buena acción, o un castigo en el "infierno" por una mala acción son muestras de que los creyentes son solo utilitaristas cobardes. Actuar bien solo por una posible recompensa, o aguantar algún mal momento de la vida solo para ganarse el cielo lo hace la misma persona que presta dinero solo para cobrar los intereses. No actuar de forma indebida por miedo al infierno es una actitud de cobardes. ¿Que sin dios la vida no tiene sentido y no importa si somos buenos o malos? ¡Al contrario! Sin dios, lo único que importa es lo que hagamos en este mundo, lo cual es un mejor motivo para actuar bien que hacerlo esperando una recompensa en el cielo.

Finalizo, anotando que la idea de dios (cualquier dios) exige un "cielo" y un "infierno".

Jerson Lizarazo.

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