sábado, 26 de enero de 2013
Across the Universe
La nada. El todo. El Universo, el vacío. El conquistador del espacio no tenía más que un radio y su millón de estrellas. Su nave había seguido viajando, él simplemente se había bajado. Y ahora estaba solo. Y no podría cambiarlo. El tiempo se encargó de borrar sus recuerdos, sus penas y los aplausos, las aventuras y los asteroides. Y no podría cambiarlo. Y su mundo era ahora un mundo de palabras que fluían, como una lluvia suave entre el tapiz de las nubes. Y su mundo era ahora una comunicación que crispaba los nervios de su radio, que fue primero un chirrido, luego estática y después fue magia. Unas cuerdas estridentes en acordes desafinados y limpios, que con el ritmo de los púlsares, daban pie a una voz dulce e hipnótica. Las cuerdas tintinearon y acompañaron el brillo difuso de las nebulosas. Y todo fue magia, y durante tres minutos todo fue perfecto. El conquistador del espacio sintió que su corazón no estaba ya con él, sino en un lugar desconocido, con fascinantes seres de traje y corbata y música maravillosa. No sabía qué significaban esas palabras tan extrañas, pero las repitió hasta agotar su aire y su vida. "Jai guru deva om, nothing's gonna change my world".
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