lunes, 4 de marzo de 2013

Hasta que se desintegre el papel

Dejó su trabajo, vendió todas sus posesiones, escribió nueve cartas de despedida y en su último día, delicadamente, dobló por la mitad y dejó en su escritorio un viejo periódico de hace veinte años. Veinte años exactos. Y nadie supo nada más de él. Solo la primera plana de aquel periódico amarillento y roído conocía su destino, su historia y su final. Figuraba, figura y figurará su nombre -hasta que se desintegre el papel- como aquel del primer humano en lograr el viaje en el tiempo.

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