lunes, 19 de septiembre de 2011

Brainstorm


No sé, es la fiebre. Debe ser. ¿De qué otra manera podría tener la mente tan clara? Tal vez era necesario delirar un poco, delirar mucho, dejar de ser tan estúpido por un solo segundo. Enfermar es otra forma de salir de la zona de confort, es la forma obligada. El huracán de ideas, revoloteando en mi hipotálamo de forma que mi yo consciente no se enterara de qué estaba pasando realmente, se calmó. El vapor de pensamientos se condensó y cayó. Literalmente, una lluvia de ideas.

Me duele el cráneo, como si las ideas intentaran salir, huir, escapar. Dejar atrás esta mente tan banal, tan superficial. En el aire estarían mejor. Pero no, no las pienso dejar ir. Estas gotas de agua podrida pueden ser finalmente útiles. La frente me arde y las ideas se evaporan con mayor rapidez, tienen más energía, el estallido en mi cerebro lo comprueba. Cuesta respirar, la maldita araña en mi diafragma, de la que tanto he hablado ya, está haciendo muy bien su desgraciada labor. Mi kriptonita....

Hoy tuve la oportunidad de, después de mucho tiempo, sentirme mejor conmigo mismo. Pero, verla a ella destrozada me partió el alma. ¿Por qué tienen que pasar esas cosas? ¿Por qué la gente que quiero también está sufriendo vacíos en el pecho? No es justo, ¡maldita sea! La vida ha sido muy dura conmigo y yo sé reponerme a estos golpes -aunque no con mucha facilidad-. Ellos, ellas, no quiero verles así. No supe qué hacer y como de costumbre, me quedé ahí, de pie, callado, sin hacer un solo movimiento.

Todos los días, me levanto cansado de lo mismo, de fracasar. "Ya me harté, hoy no voy a fracasar" pero esa idea, la única que vale la pena, está escondida; allá, muy atrás, entre años y años de fracasos, de proyectos inconclusos, de sueños rotos, de ti y de mí. Hoy tengo paura de perder lo poco que tengo, lo poco en dónde aún no he sido un perdedor. Hoy solo veo bruma y siento dolor en la cabeza, vacío en el pecho. Hoy siento ganas de correr a toda velocidad, y sabe amargo en el alma cuando veo que no tengo fuerza en las piernas.

Hoy tengo que cambiar, tengo que retomar el rumbo de mi vida. Pero no, ya es tarde. Mejor mañan...no, mañana hay que estudiar para el parcial de ingeniería económica. Esta es la semana universitaria, tengo tiemp...debo estudiar para investigación de operaciones. Esta semana no hay tiempo, pero la próxima tal vez sí. Tal vez la precipitación de ideas que me hace doler el pensamiento perdurará hasta que yo decida abrir un paraguas. Tal vez en Halloween me pueda disfrazar, ser por un día alguien totalmente feliz.

De pronto, noto que no tenía la mente tan clara como lo escribí allá arriba. Hay lluvia, nieve, granizo, todas las precipitaciones se juntaron en mi cabeza y rompieron las leyes naturales para actuar en sinergia. Hay también un rayo de sol campestre, rompiendo la oscuridad. Todavía hay algo por lo que luchar. Puedo tomar las riendas de mi vida de nuevo, no sé, tal vez mañana en el partido, en el parcial del miércoles, el fin de semana, en diciembre, el próximo 9 de septiembre, cuando la tormenta de ideas apacigüe. No sé, algún día...

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